Siendo honesta nunca he sido muy constante con el ejercicio, debo admitir que me ha ayudado mucho mi genética.

Aún así, intento cuidarme lo más posible, me encanta caminar y lo hago regularmente, disfruto el contacto con la naturaleza y siempre que puedo me subo una montaña, a mi ritmo, aunque llegue con la lengua de corbata.

En los últimos años he conectado con la disciplina del yoga, que además de sus grandes beneficios para el cuerpo, me ha ayudado mucho mental y anímicamente.

Numerosos estudios, confirman que la práctica habitual del yoga mejora significativamente nuestra autoestima, energía y hasta nuestros sentimientos, aliviando así la carga de estrés y ansiedad que manejamos hoy en día.

Como experiencia personal te puedo decir que cada vez que la práctico experimento una sensación de felicidad automática que inmediatamente eleva mi ánimo y llena mi alma.

¡Namaste!